El
8 de Marzo es el Día Internacional de la Mujer. Las mujeres han estado
aparentemente ausentes en muchos ámbitos de la ciencia y de la cultura a lo
largo de la Historia, nunca se les ha reconocido su labor y ni siquiera han
sido nombradas en los libros o en las enciclopedias. Esta invisibilidad
histórica que han sufrido, hace que desconozcamos a muchas de ellas que
utilizaron su imaginación, su voluntad, sus fuerzas y a veces su vida para
contribuir a la construcción de una sociedad más justa para todos.
Muchas
mujeres sobre todo las que osaron salirse de la norma, tuvieron que luchar
contra la incomprensión de la sociedad de su tiempo, o contra el fascismo o el
racismo, o simplemente contra una absurda discriminación basada en el sexo, la
clase social o la identidad étnica. Algunas como Marie Curie con sus dos
premios Nobel han pasado a la posteridad pero muchas otras han caído en el
olvido convirtiéndose en las grandes olvidadas de nuestra historia.
Una
de estas mujeres fue Harriet Martineau.
Harriet
era sorda, pero se hizo escuchar y sobre todo, leer. Esta francesa que vivió
entre 1802 y 1876 fue una de las primeras personas en defender la sindicalización
de los trabajadores, una excentricidad en su tiempo. También fue partidaria del
abolicionismo e impulsó acciones en favor de los más desposeídos, conocidas
como Leyes de Pobres.
A
través de una serie de folletos novelados, se convirtió en la primera gran
divulgadora del conocimiento económico, por lo que no es exagerado llamarla la
madre de la «novela económica» un género difícil donde los haya.
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